Los puntos cardinales del ciberespacio

El ciberespacio tiene unos términos concretos que tratan de definirlos. En clase los llamamos “sus puntos cardinales”. Así tenemos, por ejemplo, la “Universalidad”: la posibilidad que tenemos todos, en cualquier parte del mundo, de poder acceder a internet. Sin embargo, esto no es del todo cierto,ya que realmente solo un 10% de la población mundial tiene acceso real a la web y de este hecho nos surge un nuevo término: el de “la brecha digital”. Existen tres niveles por los que determinadas personas son incapades de acceder a internet: el primero sería el económico; el segundo, la usabilidad y por último, el de poder.

Otra característica de la web es su “Hipertextualidad”. La red está compuesta por un conjunto exponencial de nodos conectados basado
en la sinapsis de las neuronas, es decir, que una vez dentro de ella y a través de esos nodos, podríamos ser capaces de llegar a cualquier información. Sin embargo, existe también una “Web invisible”, y es que la información colgada en la red a la que no podemos acceder es 500 veces mayor que aquella a la que sí -la web visible- y por ello, parece que se está tratando de crear una web que procese literalmente información en lenguaje natural: la “web semántica”.

La red nos proporciona también un “espacio ilimitado” en el que podemos colgar todo tipo de medios y volumen de información que deseemos a través de un coste de información prácticamente homogeneizado. Esto, por supuesto, si la información no referencia bien, puede también conducirnos al caos documental. Sin embargo, internet significa la máxima expresión de la convergencia tecnológica y es esta multimedialidad la que está creando el cambio significativo en los medios de comunicación tradicionales. Se habla de una mediamorfosis en la que los medios a los que estábamos acostumbrados están siendo sustituidos; sin embargo, deberíamos decir que se trata más de una complementariedad que de una sustitución, ya que cada medio sigue siendo él, independientemente de que luego cree su página web en la que complemente su información a través de formatos a los que de otra manera nunca podría acceder.

Todo esto nos lleva también a la “interactividad” de la web. Ahora, a través de la web, el receptor se convierte en emisor también, y se crea una comunicación que puede llegar a ser de usuario a usuario, de usuario a documento, o de usuario a sistema, aunque algunas teorías afirman que se trata de una “interactividad programada” a través de encuestas cerradas y preguntas muy concretas creadas por los medios.