viernes

24-3-2011


El potencial democratizador de Internet
Hay una narrativa casi mitológica sobre parte del rol de la web en política que (en mis palabras) describiría así: 1. los bloggers hacen una denuncia, como si dispararan una bengala al aire; 2. la denuncia se propaga por internet por medio de ciudadanos votando en Menéame/Digg y re-posteando en su Facebook; 3. la información llega a los medios tradicionales que envían a sus reporteros y muestran la realidad a todo el mundo; 4. el problema se resuelve. 



Este mecanismo puede ser muy efectivo para el caso de escándalos, por ejemplo para denunciar un caso claro de corrupción o abuso de poder. Pero los escándalos no constituyen el material con el cual se construye un discurso democrático. Casi por definición, un escándalo es algo que casi todo el mundo está de acuerdo que está mal. En cambio, una contribución real al debate político proviene de conversar y debatir sobre los temas en los cuales no todo el mundo está de acuerdo. En este aspecto, la web todavía se queda muy corta.
Por otra parte, es muy probable que sea demasiado pronto para sacar conclusiones. La política es un área en que hay mucha inercia incluso cuando se introduce una tecnología de comunicaciones disruptora. Por ejemplo la radio comenzó a popularizarse en EEUU a comienzos de los 1920s pero no fue hasta 1933 que Franklin Delano Roosevelt hizo famoso al medio como una herramienta política con su Fireside Chat o "charla al lado de la chimenea". También en EEUU la gente comenzó a comprar televisores en los 1950s pero la TV tuvo su primer rol político de importancia en el debate Kennedy-Nixon en los 1960s.
La Web tiene menos de 20 años y guarda una promesa de fomentar la democracia, pero se trata de una promesa, no de una realidad o al menos no todavía, a pesar de la movilización que se ha conseguido crear estos dos últimos meses a través de ella con el movimiento de "Democracia real, ya!"

Cuando hablamos de sistema democrático, hablamos de que los ciudadanos están en contacto con los distintos poderes a través de los medios de comunicación, los partidos políticos y los movimientos sociales.
La crisis de la democracia representativa se se debe, por un lado,  a una triple crisis debido al déficit democrático, a que la democracia está centrada en los medios, y por lo tanto, se da más peso al periodista de turno que a las ideas que sostiene, y por último, al malestar de la ciudadanía. Por otro lado, la crisis de la democracia representativa también se debe a la necesidad de reinventar los modelos de:
- hacer política
- hacer información
- y de ser ciudadano.
Nos encontramos en una situación de crisis representativa e invita a pensar en el ideal democrático, es decir, todos podemos estar en la línea de democracia directa.
Por lo tanto, el ideal se centra en renovar las formas de conexión entre  los partidos políticos, los medios y los ciudadanos. Uno de los debates planteados en clase, es que actualmente, podemos acceder a noticias íntegras y contactar con políticos a través de los nuevos medios, y la pregunta es: ¿realmente la gente hace ésto, o prefiere escuchar lo que dicen los medios? En mi opinión, la gente hasta hace poco se ha dedicado a escuchar y aceptar como verdad todo lo que ha salido en los medios, sin informarse mejor e ir más allá. Poco a poco, con las posibilidades que ofrecen los medios ésto va a ir cambiando.

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